Por Roberto Alonso
El partido entre el Atlético de Madrid y el Mallorca en el Metropolitano había llegado al minuto 92 con un marcador ajustado de 1-0 gracias a un gol de Samuel Lino en la primera parte. El Mallorca, a pesar de no haber generado mucho peligro, seguía vivo en el partido y buscaba el empate con insistencia. El Atlético, por su parte, defendía con uñas y dientes la ventaja y buscaba un gol que sentenciara el encuentro.
Y entonces, en el último suspiro del partido, apareció Antoine Griezmann para poner la guinda al pastel con un golazo de vaselina que dejó sin opciones al portero del Mallorca, Dominik Greif. El francés, que había entrado al terreno de juego en la segunda parte, recibió un balón en la frontal del área, levantó la cabeza y vio a Greif adelantado. Sin dudarlo, Griezmann se sacó de la chistera un toque sutil y elegante que elevó el balón por encima del portero y se coló en la portería.
El Metropolitano estalló de júbilo. Los aficionados colchoneros celebraron el gol de Griezmann como si hubieran ganado un título. Y no es para menos, ya que el gol del francés no solo sentenció el partido, sino que también fue una obra de arte que quedará grabada en la memoria de los aficionados.
La vaselina de Griezmann fue un gesto técnico perfecto, ejecutado con precisión y delicadeza. El balón voló suavemente por encima del portero, dibujando una parábola perfecta antes de colarse en la red. Un gol de bella factura que demuestra la calidad y el talento de uno de los mejores jugadores del mundo.
Pero más allá de la belleza del gol, la vaselina de Griezmann también tuvo un significado especial para el Atlético de Madrid. El gol del francés sirvió para cerrar un partido que se había complicado más de la cuenta y para asegurar tres puntos importantes que permiten al equipo seguir en la lucha por los puestos de Champions League.
Además, el gol de Griezmann llegó en un momento clave de la temporada, justo antes del derbi contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Una victoria y un gol de estas características dan mucha moral al equipo para afrontar el partido más importante de la temporada.
En definitiva, el gol de vaselina de Griezmann frente al Mallorca fue mucho más que un simple gol. Fue una obra de arte, un gesto técnico perfecto, un gol importante para el equipo y un golpe de moral para afrontar el derbi. Un gol que quedará grabado en la memoria de los aficionados colchoneros y que demuestra, una vez más, la calidad y el talento de Antoine Griezmann.
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